Hoy en día la industria se ha transformado de tal manera que ha optado por darle prioridad a un sistema de producción cuya característica central sea la flexibilidad.

La flexibilidad se ha convertido en una de las principales competencias de la industria para fabricar una gran variedad de productos utilizando las mismas máquinas. Así como también fabricar los mismos productos en maquinarias distintas. Se requiere flexibilidad para adaptarse a los cambios en el diseño del producto, detectar fallas o simplemente para que las máquinas puedan trabajar juntas. 

“Por esta razón la demanda es hacia máquinas que sean flexibles y que esa flexibilidad no comprometa la eficiencia. Esto se puede lograr integrando sistemas de control y automatización de los equipos, y transportadores, logrando un trabajo sincronizado a un mismo ritmo y reduciendo tiempos de cambios de presentaciones. Sino, que por el contrario puedan hacer a través del cerebro de la línea de producción de la máquina”, indicó Simón Villa, Director de Operaciones para OMEGA Packing, empresa líder en asesoría de equipos de procesado, envasado, etiquetado y empaque.

“Creemos que nuestras máquinas – continuó – son flexibles porque se pueden llenar varios tipos de envases, vidrio y PET, simultáneamente. Nuestros fabricantes tienen la capacidad de diseñar y fabricar los equipos para hacer esto posible”.

En la industria ya se perciben las ventajas que hay en el uso de la flexibilidad de las máquinas y de los procesos. Algunas de ellas son:

  • Que el cliente tenga la posibilidad de producir diferentes tipos de productos en diferentes presentaciones sin necesidad de comprar un equipo nuevo. 
  • Poder cambiar de material en caso de que se presente escasez de materia prima en alguno de ellos. 
  • Adaptar la línea de producción a las diferentes presentaciones del producto que son enviados al mercado en diferente envase.

Nuevos esquemas

Parte de esa flexibilidad que busca la industria en la actualidad, no está solo en las máquinas, sino también en los esquemas de producción que sean flexibles, es decir, aquellos sistemas que permiten cambiar el tipo de producto en el plan maestro sin derivar en un impacto elevado reflejado en costos ya sean por cambio de secuencia o de programación, algo impensable en las estructuras productivas del pasado. 

Tal flexibilidad se puede entender desde cuatro ópticas:

  • Flexibilidad del producto. Partiendo de un volumen fijo de producción una empresa produce una mayor variedad de productos.

  • Flexibilidad del volumen. Cuando se logran variaciones en el nivel de producción, aumentando o disminuyendo la velocidad de la línea de producción.

  • Flexibilidad de las líneas o procesos de producción. Se logra cuando la división del trabajo maximiza la producción, consecuencia de una buena disponibilidad de trabajadores y de máquinas.

  • Flexibilidad mixta. Cuando se quiere fabricar nuevos productos y se observa que añadiendo tecnología a una línea de producción existente se consigue reducir el tiempo de fabricación y se aumenta el número de nuevos productos.